Y es que más allá de la verosimilitud de los estudios que periódicamente cuestionan la calidad del 'oro líquido' y dando por válido que la información del continente se corresponde con el contenido, el precio sigue siendo un factor clave en las decisiones de compra por parte de los consumidores. Estamos hablando de diferencias que oscilan entre el 15 y el 20% en variedades comerciales con tanto tirón como la denominada 'sabor intenso'. Un ahorro importante para el bolsillo de los usuarios, tanto para los particulares como para los establecimientos de hostelería y restauración, pero que también implica daños colaterales para los productores. La razón es sencilla. Para que alguien venda barato ese mismo alguien tiene que comprar barato. Póngale usted los nombres y apellidos a estos últimos: los aceituneros jienenses. Conviene recordar que esta provincia genera esta campaña casi el 25% de la cosecha mundial.
La batalla en las estanterías de los supermercados se empieza librando en las cooperativas y almazaras. Y aquí es donde Jaén, con un sector productor extremadamente atomizado (330 fábricas haciendo la guerra por su cuenta), tiene mucho que perder. Bueno, realmente, lleva ya unos cuantos años perdiendo. Esta semana se están cerrando las operaciones en origen a un promedio de 1,75 euros el kilogramo, muy lejos de ese umbral de 2,20-2,40 euros que marca la rentabilidad para la generalidad de las plantaciones de Jaén.
Un paso hacia delante
Por este motivo, desde la UPA se está reclamando al Gobierno que ponga en marcha, de una manera real, la Ley de la Cadena Alimentaria para regular los mercados y para propiciar una concentración efectiva de la oferta y que esta gane en dimensión y pueda negociar desde una posición equilibrada con estos grandes compradores que, a su vez, se convierten en envasadores y posteriormente en distribuidores. O sea, que dominan todo el 'cotarro' desde el principio hasta el final. La UPA ha presentado varias reclamaciones ante los tribunales de la competencia para denunciar que detrás de estas agresivas políticas comerciales subyacen prácticas ilegales como el 'dumping' o la venta por debajo de costes.
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